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El oro de la Alemania nazi

Mucho se ha hablado sobre cómo fue posible que la Alemania de 1933, donde el ejército se reducía a 100.000 efectivos, sin tanques o artillería pesada, donde la marina eran meros guardacostas, la economía estaba muy resentida por la crisis de 1929 y donde la sociedad estaba tan dividida que era rara la semana en la que no había asesinatos políticos en las calles fuera capaz de lanzarse a una guerra en 1939 y mantenerse en ella hasta la derrota final de 1945.

Los factores fueron numerosos, pero todos ellos no serían importantes sin contar con un elemento básico: el oro. Más concretamente, el oro y la connivencia de los banqueros suizos y su falta de escrúpulos.

Alemania había sido una potencia industrial y militar desde su creación bajo la corona prusiana de los Hohenzollern en 1871. Una potencia tal que fue capaz de poner contra las cuerdas a las otras grandes potencias del mundo durante la primera guerra mundial. Tras esa guerra y la aplicación de la paz de Versailles, ese poder se desvaneció.

A pesar de tratarse de un país altamente industrializado, Alemania carece de cualquier materia necesaria para la producción industrial a excepción de sus extensas fuentes de carbón. El petróleo, el caucho y el hierro debían importarse de terceros países a un alto coste en divisas extranjeras.

Durante los años de paz, entre 1933 y 1939 la situación no fue desesperada, ya que era fácil cambiar el oro de la reserva del banco del Reich por diferentes divisas convertibles. A pesar de gastar a una velocidad tal que las reservas se agotarían para 1939-40, el régimen de la Alemania nazi siguió gastando a un nivel tal que la mitad del gasto público se dedicaba a gasto militar. La situación se alivió un poco tras la anexión de Austria y Checoslovaquia en 1938 y 1939 respectivamente y la incorporación de las reservas de sus bancos centrales a las reservas alemanas.

A pesar de todo esto, el ministro de finanzas y director del Reichsbank, Hjalmar Schacht advirtió en un memorándum el 7 de enero de 1939 que Alemania se encontraba en quiebra, al borde de la suspensión de pagos. Schacht intentó presionar al Hitler para que cambiara la política económica si no quería que Alemania cayera, pero el Führer le respondió con la destitución.

Hjalmar Schacht en 1939

El saqueo del oro por los nazis

Cuando la guerra mundial estalló el 1 de septiembre de 1939, la financiación del conflicto se convirtió en un asunto de crucial importancia para el régimen. Alemania se lo jugaba todo a una carta. Necesitaba conquistar cuanto más territorio mejor en el menor tiempo posible. Aunque las tácticas alemanas de guerra móvil eran las más avanzadas del mundo para su época, su ejército no estaba materialmente a la altura del los Además Alemania sólo contaba con munición suficiente para dos semanas de guerra.

Los países neutrales se comprometieron a no permitir el pago de materias primas con oro además de no vender armamento a los países beligerantes. Esto obligaba a los nazis a la expansión territorial.

Alemania se encontró con un problema de gran calibre en cuestión de abastecimiento, ya que necesitaba sobre todo grandes cantidades de hierro proveniente de Suecia, el cual no podía pagar con marcos del Reich ni con el oro del banco central. El tráfico de hierro se aseguró en el invierno de 1940 con la toma de Noruega y de su puerto en Narvik, desde donde se embarcaba el hierro sueco. El siguiente paso era financiar ese tráfico de materias primas hacia el corazón del Reich.

Durante la campaña occidental en 1939 y 1940 los bancos centrales y las cajas fuertes de los bancos privados fueron objetivos prioritarios. Las cantidades de oro saqueadas en Polonia, Holanda, Noruega, Dinamarca, Bélgica, Luxemburgo y Francia fueron considerables, pero al no poder emplearse directamente no servían para nada si alguien no las convertía en divisas convertibles.

Oro extraído de los países occidentales

  • 1938 – Austria – 83 toneladas
  • 1939 – Checoslovaquia – 3.5 toneladas
  • 1940 – Holanda – 132 toneladas
  • 1940 – Luxemburgo – 4 toneladas
  • 1940 – Bélgica – 180 toneladas
  • 1943 – Italia y Albania – 65 toneladas
Oro almacenado en la mina de Merkers, en el centro de Alemania

En este punto es donde Suiza jugó un papel central. El banco central suizo aceptó el cambio de oro proveniente de Alemania a cambio de Francos Suizos, los cuales eran aceptados en los mercados internacionales. Los camiones cargados de oro viajaban en camiones hasta Suiza, donde se ingresaban en el banco central. Allí se intercambiaban por Francos Suizos para poder comprar a proveedores de materias primas, los cuales podrían quedarse el dinero o ingresarlo en cuentas suizas, donde se podían convertir nuevamente en oro.

La cuestión del origen del oro nazi fue problemática en Suiza. Los directivos del banco se plantearon la cuestión de la legitimidad de la compra de ese oro. Después de varias deliberaciones, el banco decidió que si no se intercambiaba más cantidad de oro de la que se consideraba que Alemania poseía antes de la guerra, entonces no habría ningún problema. Para evitar cualquier duda, se propuso incluso fundir los lingotes provenientes de Alemania para camuflar el rastro. Aunque se debatió la cuestión, ésto podría haber afectado a la credibilidad financiera de Suiza, por lo que fue rechazado.

Suiza, mucho más que un país neutral

La neutralidad de Suiza en la segunda guerra mundial es una idea importante para la identidad nacional helvética. A pesar de que la intención del pueblo suizo no se pone en duda, hoy en día se sabe que muchas autoridades suizas se enriquecieron gracias a los tratos con los nazis.

Desde 1940 hasta abril de 1945 los envíos de oro a Suiza para intercambiarlos por divisas fueron constantes, alcanzando su máximo en 1943, cuando se envían desde Berlín 120 toneladas de oro. El propio director del banco central alemán en estos años, Walter Funk, declaró que Alemania no se podía permitir suspender el envío de oro a Suiza ni durante dos meses. Se calcula que durante la Segunda Guerra Mundial se enviaron a Suiza 345 toneladas de oro.

Banco central suizo en Berna

El negocio de compra de oro se calcula en torno a unos 15.000 millones de dólares al cambio actual. Pero no sólo se negoció con oro. A pesar de que no estaba permitido por las leyes internacionales, las fábricas suizas produjeron y vendieron armamento a la Alemania de Hitler.

Tras la segunda guerra mundial, los aliados decidieron castigar a Suiza por su colaboración. En 1946 los Estados Unidos invitaron a una conferencia a representantes del país helvético para aclarar la situación. Tras 68 días de negociaciones, la conferencia se saldó con un acuerdo. El castigo se limitaría a una multa por el 20% del valor del oro comprado, lo cual fue visto como una gran victoria para la diplomacia del país alpino.