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Las fueras de seguridad de la Alemania nazi fueron altamente efectivas. Muchas veces con pocos efectivos y pocos medios consiguieron dominar a la población alemana primero, y a las sociedades de los países ocupados después. Entre todas las fuerzas de seguridad, la más mítica y la que más terror producía era la Gestapo.
Qué significa Gestapo
Gestapo es el acrónimo de las palabras alemanas Geheime Staats Polizei, Ge-Sta-Po, que significa Policía Secreta Estatal.
La sombra de la Gestapo
La Gestapo fue una organización de contradicciones. Parecía conocerlo todo pero el éxito de sus sistemas de inteligencia era limitado. Sus figuras públicas estaban entre los líderes nazis más conocidos, despiadados y ambiciosos, pero el arquitecto real de su éxito se ocultaba en las sombras. Incluso durante su apogeo pocos conocieron al genio siniestro que guiaba a la Gestapo. Y aunque su nombre a ejercido una admiración siniestra durante más de siete décadas, el funcionamiento de la Gestapo sigue siendo un misterio.
Pero existen pruebas. Testimonios que proceden de la misma maquinaria de la Gestapo. Agentes dobles y espías de la resistencia añaden sus voces a las de las víctimas del régimen. Muchos están muertos, pero sus palabras, registradas en cuadernos y diarios, siguen vivas.
La Gestapo nos ha dejado otro testigo: su propia burocracia meticulosa. En almacenes abandonados de la Alemania nazi miles de archivos de la Gestapo detallan las vidas de aquellos que cayeron en sus manos. La mayoría de las víctimas de la Gestapo no sobrevivió. Pero algunos siguen vivos.
El nombre Gestapo personifica el horror que causó la policía secreta de la Alemania nazi, aunque la Gestapo sólo era un cuerpo de una red de agencias de seguridad nazis igualmente despiadadas. Su imagen es la de una máquina eficientemente fría e impecable. La reputación de su red de oficiales se extendió por todas partes aunque era una organización pequeña. En 1941 sólo había alrededor de 8.000 oficiales vigilando a más de 70 millones de personas.
El arquetipo de oficial de la Gestapo era una figura siniestra con un abrigo de cuero negro, pero en realidad la mayoría del personal de la Gestapo eran burócratas anónimos. Cómo entonces ejerció la Gestapo un control tan total sobre las acciones de un total tan grande y siempre creciente. Y lo más importante, sobre sus imaginaciones.
Las respuestas se encuentran en la compleja historia del gobierno de Hitler en el III Reich, ya que la Gestapo no se hizo realidad por derecho propio. Su crecimiento fue gradual. Su progreso fue dictado por las ambiciones y rivalidades de sus primeros creadores. Y aun así en todas sus etapas el objetivo fue siempre el mismo: el control social total.
Los precedentes de la Gestapo
Sus raíces nacen el malestar de los años que siguieron a la primera guerra mundial. Alemania, humillada por los aliados, desprovista de su poder y obligada a pagar enormes sumas para hacer las reparaciones, se enfrentaba a la anarquía y a la ruina. Un gobierno sin timón observó a fascistas y comunistas luchar en las calles mientras la policía local luchaba por mantener el control.
En medio del caos llegó Adolf Hitler. Prometedor, seguro y respetado. Un nuevo comienzo. Con alivio Alemania aceptó su oferta. El partido nazi triunfó en las urnas y en enero de 1933 Adolf Hitler se convirtió en canciller.
Hitler no perdió tiempo asegurando su posición. La gente había votado por seguridad. Lo que obtuvieron fue cumplimiento de la ley. Las ambiciones de Hitler exigían un poder absoluto, pero eso no estaba aún a su alcance. Para conseguirlo tenía que eliminar todo tipo de oposición. Sus primeras herramientas fueron burdas pero eficaces.
Bajo las órdenes de Ernst Röhm, las SA había sido el mayor apoyo de Hitler durante su ascenso al poder. Con sus uniformes paramilitares y violencia arbitraria, se sentían cómodos con el malestar que había llevado a Hitler al gobierno. Con la bendición de Hitler, la SA se hizo dueña de las calles de la Alemania nazi, ya que tenían la misma autoridad que la de la policía. Adoptaron una política de tolerancia cero y sus normas eran claras. La palabra de las SA, hasta sus caprichos más banales, era la ley. Cualquier cosa, incluso no saludar correctamente era suficiente para que te arrestaran. El mensaje de Hitler era sencillo: en la nueva Alemania la oposición era inútil. Su posición inflexible fue la base de lo que vendría después.
Hitler ya había tomado el control de los periódicos. Aparecían historias constantes sobre la amenaza marxista, donde se destapaban supuestos complots y se fomentaba el miedo. La SA se tomó esto como un permiso para hacer de cualquier organización su objetivo. A las cuatro semanas de que Hitler subiera al poder, el parlamento alemán fue incendiado. En mitad del escándalo, se culpó a los comunistas. Con el decreto de estado de emergencia mediante el denominado Edicto del Reichstag, los nazis se aseguraban el control de la población. Aunque la SA había desarrollado un papel importante en el afianzamiento del régimen, Hitler tardaría pocos meses en sustituir a la SA por un mecanismo de control mucho más refinado.
Los orígenes de la Gestapo
Hitler había visto la eficacia de la SA controlando a la oposición, pero también era consciente de su burda autoindulgecia, de sus líderes corruptos y de su falta de disciplina. Esa no era la imagen que quería proyectar. Sabía exactamente lo que quería, algo que pudiera extender el miedo que había creado la SA y refinarlo. Una policía secreta y política obligada a servir al Führer, al partido y al Reich. La llamó Geheime Staatspolizei, la Gestapo.
Hitler ya tenía unidades de seguridad y vigilancia colocadas como procedimiento, pero la Gestapo sería algo distinto. Sería secreta pero muy conocida. Las nuevas fuerzas tenían el cuartel general en la calle Prinz Albrech de Berlín. Cuando se crea en 1934, sólo tiene jurisdicción en el estado federal de Prusia, la mitad norte de la Alemania nazi, pero pronto se extendería a todo el país. En un primer momento sólo contaba con 200 oficiales en plantilla, eso sí, todos con una educación muy buena. Como líder Hitler había elegido a Hermann Goering, quien era Ministro-Presidente de Prusia en aquel momento.
El expediente de Goering era simple: buscar la oposición allá donde estuviera. Pero los principales enemigos de los nazis, los comunistas, los socialdemócratas y los sindicatos habían pasado a la clandestinidad para entonces. Para encontrarlos necesitaría habilidad, la habilidad de una policía entrenada. Goering se aseguró de que la nueva fuerza supiera que iba a hacer un trabajo policial distinto. No iban sólo a perseguir criminales.
El ascenso de las SS de Himmler y el control de la Gestapo
Pero Goering enseguida tuvo competencia en Heinrich Himmler y Reinhard Heydrich, dos nuevas estrellas en la jerarquía nazi, que miraban con ojos golosos a la nueva organización. Himmler llevaba al lado de Hitler desde los primeros días en Munich, donde una década antes todo el movimiento nazi había comenzado. Allí lideró las SS, el servicio de seguridad personal de Hitler. Bajo su mando, las SS se habían expandido haciéndose con la policía bávara. Y no resulta extraño que se interesase en el desarrollo de la Gestapo al igual que su compañero y líder de las SS Reinhard Heydrich, un joven nazi listo y ambicioso.
Himmler y Heydrich reclutaron a un tercer miembro para el equipo, un profesional formado en el que confiaban ciegamente. Policía dedicado y con experiencia, Heinrich Müller estaba destinado a tener una profunda influencia en el futuro de la Gestapo. Müller no era como sus jefes inmediatos. Rechazaba los símbolos de poder en favor de un profesionalismo total y centrado.
Las relaciones entre los líderes de la Alemania nazi fue una lucha constante para acercarse a Hitler y conseguir mayores cuotas de poder. La técnica de Hitler para controlar a sus subordinados era fomentar la rivalidad entre ellos, avivando sus inseguridades cambiando de favorito. El resultado fue una potente mezcla de paranoia, conspiración y contraconspiración.
Gradualmente Himmler organizó su estrategia para hacerse con el control de la Gestapo. Ya había tomado el control de la policía política local en todo el país y la SD, el departamento de las SS encabezado por Heydrich, y dedicado a encontrar traidores entre las filas nazis, había aumentado su perfil y niveles de actividad.
A principios de 1934 se desplazó a Berlín con Heydrich y Müller. Hitler, impresionado tanto por los campos de concentración de las SS, como con sus habilidades políticas, dejó de lado a Goering y cambió sus favores por Himmler. Acordó que la policía de todo el país, encabezada por la Gestapo, se debería unificar bajo el control total de Himmler. Hitler transfirió la Gestapo oficialmente de Goering a Himmler en Berlín. Heydrich se convirtió en jefe de la oficina de la Gestapo con Müller como ayudante.
Desde ese momento, todas las policías políticas del país pasaban a estar controladas desde Berlín por Himmler. Nominalmente la Gestapo seguiría siendo sólo la policía secreta de Prusia, pero en la práctica, todas las policías políticas regionales pasaron a formar parte de la Gestapo y ésta funcionó como un solo cuerpo policial.
Última actualización el 2022-06-09 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados