Uno de los debates más extendidos en los últimos años es la supuesta huida de Hitler a Argentina. Decenas de reportajes de supuestos investigadores profesionales muestran los lugares donde amables ancianas argentinas confirman la presencia del dictador tras la Segunda Guerra Mundial.
La Alemania Nazi y sus implicaciones para el mundo es uno de los temas que más interés despierta no sólo en investigadores serios sino también en el público en general. Debido al alto número de investigaciones llevadas a cabo, es complicado encontrar datos nuevos que puedan hacer destacar a una investigación sobre las demás. Esta es la razón por lo que en los últimos tiempos se esta cayendo en el amarillismo y en la falta de rigor.
Aquí queremos poner un poco de luz a lo que ocurrió realmente con Hitler y sus secuaces en los últimos días de la Alemania Nazi. La información que ofrecemos aquí no es más que un resumen de información que ya está disponible al gran público.
Hitler y el final del nazismo
A comienzos de 1945 Hitler tomó la decisión de trasladarse a Berlín. El avance ruso por el frente este había hecho inviable mantenerse por más tiempo en la Guarida del Lobo, por lo que cambió su centro de mando al bunker de la cancillería, en la Wilhelmstrasse de Berlín.
Desde allí dirigió los últimos movimientos de sus tropas y desde allí tomó sus últimas decisiones políticas.
El día 20 de abril de 1945, Hitler vio por última vez la luz del sol. Ese día, coincidiendo con su 56 cumpleaños, salió al patio de la cancillería donde en un acto público concedió varias medallas al valor a niños de las juventudes hitlerianas que defendían la ciudad. Tras el acto se adentró en el bunker y nunca más salió.
La muerte de Hitler
Tras perder toda esperanza de victoria, finalmente el día 29 de abril decidió abandonar sus objetivos. Para representar que abandonaba finalmente la causa, procedió a casarse con su compañera de los últimos años, Eva Braun, quien le había seguido fielmente hasta el bunker.
Finalmente el 30 de abril ambos cometieron suicidio en el interior del bunker. Eva Braun tomó una cápsula de cianuro. Hitler puso otra cápsula en su boca, y tras morderla se disparó un tiro en la sien.
Adolf Hitler no quería convertirse en un trofeo para los invasores rusos, por lo que dejó ordenado que su cuerpo y el de su esposa debían de ser destruidos. Para ello, varios oficiales de las SS sacaron ambos cuerpos fuera del bunker y los arrojaron junto con 189 litros de gasolina en el cráter que había dejado una bomba. Les prendieron fuego y dejaron allí los restos.
Las primeras tropas rusas fueron incapaces de encontrar el cuerpo de Hitler ante el caos del momento y la gran cantidad de cadáveres que se encontraban en las inmediaciones. Sin embargo, el servicio secreto militar consiguió, tras varios interrogatorios, encontrar los dos cuerpos calcinados.
Los restos mortales fueron trasladados a un hospital a las afueras de Berlín, donde se procedió a su identificación. Se determinó que uno era una mujer, la cual desconocemos a día de hoy de quien se trata. El segundo cadáver fue confirmado como el de Adolf Hitler.
El dictador alemán tenía pavor a los dentistas, por lo que en los años 20 ordenó que se le colocasen unos puentes de oro por toda la mandíbula para no tener que pasar por un dentista nunca más. La ficha dental de Hitler permitió a los soviéticos su identificación en mayo de 1945.
Dónde está enterrado Hitler
Los soviéticos enterraron los cuerpos de Hitler y de todos sus secuaces encontrados en el bunker en diferentes lugares en los meses siguientes. El lugar de descanso final lo encontraron en los cuarteles de la KGB en Magdeburgo, donde permanecieron hasta 1970.
En ese año, el jefe del KGB, Yuri Andropov ordenó al jefe regional de la organización en Alemania Oriental, Sergey Kondrashov que destruyera todos los cuerpos allí enterrados. Siguiendo las órdenes se procedió a desenterrar los restos mortales de Hitler y de los otros miembros de la cúpula nazi allí enterrados. Todos fueron quemados y sus restos fueron a parar al río Elba.
De cada uno de los cuerpos se quedaron una prueba de vida para poder demostrar que los habían tenido en su poder. Del cuerpo de Hitler se conserva hoy en día la mandíbula, de donde en el año 2017 se extrajeron muestras de ADN y se elaboró un extenso informe forense para su identificación final. Las pruebas dieron positivo, dando por zanjado definitivamente el asunto de la muerte de Adolf Hitler.