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Los cachorros de la Alemania nazi

Las Hitlerjugend o Juventudes Hitlerianas eran el ejército infantil de la Alemania nazi. Los jóvenes de Alemania no estuvieron exentos de la atención del partido nazi ni del régimen en ningún momento. Fieles hasta la muerte, los miembros de las Juventudes Hitlerianas eran el futuro del país y su escaparate, pero también fueron su carne de cañón durante las últimas semanas de la Segunda Guerra Mundial. Bajo el lema ein Volk, ein Reich, ein Führer (un pueblo, un imperio, un líder) estaban convencidos de sus ideales y de la victoria del nacionalsocialismo.

Los orígenes de las Juventudes Hitlerianas

Tras la primera guerra mundial, Alemania había quedado completamente hundida. Tras el conflicto, la juventud del país buscaba referentes a los que seguir, nuevas ilusiones que adoptar y nuevos proyectos que emprender. Durante los años 20 surgirán multitud de grupos políticos y movimientos sociales en Alemania de todo tipo. Comunistas, nacionalistas, cristianos de diferente confesión, judíos, socialistas, liberales y un largo etcétera se agruparon para perseguir sus propios intereses.

En la década de los 20, cada grupo social y político en Alemania tenía un grupo destinado a los jóvenes. Equipos deportivos extraescolares, campamentos de verano, actividades lúdicas en fines de semana y festivos. Las diferentes asociaciones intentaban por todos los medios seducir a los jóvenes para que militasen en sus grupos y comulgasen así con sus ideales.

El partido nazi no fue una excepción en este ámbito. En 1926 se crearon las Juventudes Hitlerianas. En aquel momento no eran más que otro pequeña organización para jóvenes de las decenas que existían por todo el país. Las Juventudes Hitlerianas estaban destinadas a inculcar el ideal nacionalsocialista y a preparar a los futuros administradores de la Alemania nazi cuando el partido llegase al poder.

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Las Juventudes Hitlerianas estaban abiertas a cualquier joven del país, varón o mujer, aunque estaba enfocado a los varones. Las únicas condiciones para poder ingresar eran dos: ser ario y comulgar con los ideales nazis. La organización centraba la búsqueda de nuevos miembros entre las clases bajas empobrecidas. Al darles un uniforme a los chicos, todos los miembros eran iguales, ya que no se podía apreciar la diferencia de clase. Esto les inculcaba un sentimiento de pertenencia al grupo muy fuerte y satisfactorio.

Los miembros de las Juventudes Hitlerianas colaboraban junto con las SA en la propaganda del partido. Vestidos con sus uniformes marrones, recorrían las ciudades y pueblos colocando carteles cuando se acercaban las elecciones. Pero también era un grupo lúdico. Las Juventudes Hitlerianas organizaban actividades al aire libre y campamentos para que estos hijos de obreros pobres pudiesen disfrutar de un poco de ocio.

El papel de las Juventudes Hitlerianas en la Alemania nazi

A pesar de ser una fuerza de trabajo importante durante los años 20, la cual ayudaba en todo tipo de actividades del partido nazi, el propio Hitler no estaba convencido de la utilidad de esta organización. Al fin y al cabo eran demasiado jóvenes para votar.

Esta percepción cambió en 1932, meses antes de la llegada al poder de Hitler. El 21 de mazo de ese año se celebró como en los anteriores el Día de Potsdam. La antigua ciudad residencia de los reyes prusianos y emperadores alemanes era un centro destacado del nacionalismo alemán. En la iglesia de la Guarnición de Potsdam reposaban los restos de Federico Guillermo I y de su hijo, Federico II el Grande. En un ambiente militar, aristocrático y burgués cada año se rendía homenaje a estos personajes en una celebración de ensaltación marcadamente nacionalista.

Ese mismo día las Juventudes Hitlerianas organizaron un gran desfile con más de 70.000 de sus miembros. La marcialidad, el orden y sobre todo la devoción por el Führer hicieron cambiar de opinión a Hitler sobre el papel que desempeñaría la organización en su régimen. Las juventudes Hitlerianas era el organismo perfecto para entrenas a las futuras generaciones de la Alemania nazi. En 1933 había 9 millones de jóvenes en Alemania. Las Juventudes Hitlerianas sería su trampolín hacia la ideología nazi.

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Juventudes Hitlerianas 21.03.1932

Las Juventudes Hitlerianas desde 1933

Aunque para enero de 1933, fecha de la llegada al poder del partido nazi las Juventudes Hitlerianas eran un movimiento de importante con alrededor de 100.000 miembros, esta cifra no era más que la sombra de los que llegaría a ser durante los 12 años de la Alemania nazi.

En 1933 todos los partidos políticos de Alemania fueron disueltos a excepción del partido nazi. Los movimientos juveniles de estas organizaciones fueron prohibidos y sus integrantes se unieron forzosamente a las Juventudes Hitlerianas. Pero no sólo la fuerza atraía a la juventud hacia la organización.

Una de las actividades más esperadas por los jóvenes de aquella época eran los campamentos de verano que todo tipo de asociaciones organizaban para sus jóvenes. Los más importantes en número eran los organizados por las diferentes confesiones cristianas del país. Desde 1933, las Juventudes Hitlerianas tuvieron el monopolio de este tipo de campamentos, lo cual obligaba a pertenecer a la organización si uno quería disfrutar de este tipo de actividad.

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Gracias al apoyo del gobierno, la organización creció hasta los 2.000.000 de miembros en apenas doce meses. Mientras no fueses judío u oponente político, la vida en la Alemania nazi podía ser bastante agradable.

La importancia de las Juventudes Hitlerianas era tal que la organización contaba con un ministerio dedicado a ellas. El ministerio tuvo a dos hombres diferentes al cargo. Entre 1933 y 1940 fue dirigido por Baldur von Schirach y entre 1941 y 1945, por Artur Axmann.

A pesar de su preeminencia durante los primero años del régimen de las Juventudes Hitlerianas, algunas organizaciones juveniles religiosas pervivieron hasta 1937. En ese año fueron disueltas y la pertenencia a las Juventudes Hitlerianas se hizo obligatoria.

El entrenamiento dentro de las juventudes Hitlerianas

La organización estaba destinada a tutelar a los jóvenes, inculcándoles el ideal nacionalsocialista, convertirlos en fanáticos nazis y entrenándolos como soldados para las futuras guerras de la Alemania nazi.

Todo estaba disfrazado de juegos, pero en realidad escondían un adoctrinamiento muy fuerte y estricto y una preparación física de élite. Los miembros de las Juventudes Hitlerianas participaban en diferentes actividades que simulaban combates. Realizaban marchas de hasta 20 kilómetros y simulaban acciones de guerra.

Los juegos de guerra estaban reglamentados. Se creaban grupos diferentes de chicos de diferentes edades. Se les daba únicamente un mapa y una brújula y se les marcaba el área de combate. En un tiempo determinado debían encontrar a los otros grupos y pelearse con ellos para arrebatarles los brazaletes que cada miembro llevaba. Ese brazalete era después entregado en el campamento como trofeo. Los débiles y enclenques eran ridiculizados por el resto del pelotón.

También se les enseñaba a obedecer ciegamente. De manera periódica se organizaban desfiles para sus miembros, para que aprendiesen a seguir el paso y las ordenes en un ambiente festivo y de reconocimiento.

A partir de ciertas edades se organizaban actividades ya relacionadas con las tres ramas del ejército. La más popular era la destinada a los futuros pilotos de la Luftwaffe. Con grandes planeadores sin motor los jóvenes podían aprender a pilotar. Para los adolescentes alemanes aquello era una actividad increíble.

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Las Juventudes Hitlerianas durante la guerra

En muchas ocasiones los jóvenes de las Juventudes Hitlerianas eran los únicos varones que quedaban en una población. Los adultos habían entrado en las fuerzas armadas o habían sido destinados a fábricas para producir armamento y maquinaria de guerra.

Su papel fue por lo tanto clave dentro del régimen en época de guerra. En un primero momento se encargaban de ayudas de apoyo a la población civil. Ayudaban en los incendios después de los bombardeos y trabajaban en diferentes labores donde la mano de obra faltaba.

El 15 de Febrero de 1943 las Juventudes Hitlerianas finalmente entraron en combate. El primer destino de 200.000 de estos jóvenes fue la artillería antiaérea. Las ciudades alemanas eran atacadas a diario por los bombarderos aliados. Los varones en edad para luchar estaban en el frente, así que los jóvenes tuvieron que defender la patria al frente de estas unidades. Por ellas pasaron miles de jóvenes de Alemania, incluyendo el escritor Günter Grass y Joseph Ratzinger, el que sería Papa Benedicto XVI.

Finalmente en 1944 se comenzaron a organizar unidades de combate de las Juventudes Hitlerianas. La unidad más famosa por su acción en el frente y por sus crímenes de guerra fue la 12 División Panzer de las SS, liderada por el general de brigada Kurt Meyer. La división se ganó el respeto de sus enemigos a las afueras de Caen, cuando consiguió frenar el avance de británicos y canadienses. También fue la responsable del asesinato de decenas de prisioneros de guerra aliados.

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Jóvenes de la 12 División Panzer de las SS

La última batalla de las Juventudes Hitlerianas fue la defensa de Berlín. De los 700.000 combatientes alemanes de la capital apenas se contaban 30.000 soldados. El resto eran ancianos de la Volkstrum, la milicia popular, y niños y adolescentes de las Juventudes Hitlerianas. Armados con ametralladoras y armas antitanque trataron de parar al poderoso ejército rojo sin conseguirlo.

Tras la guerra, la organización fue prohibida. Para reeducar a estos jóvenes fanatizados, los países ocupantes tuvieron que crear nuevas organizaciones juveniles para la desnazificación. Hoy en día sólo algunos de sus miembros siguen con vida y son testimonio de aquella época.